al públich [1], d' aqueix italianisme y fals gust de ópera que tot ho invadeix y causa la decadencia del art [2], y fins en la mateixa necrología d' en Ribera, després de fer la apología del germanisme literari, la fa també del germanisme musical, afegint á las paraulas que vos he transcrit més amunt las que ara vos transcriuré y que podría firmar lo més modernista dels nostres músichs. «Allí (á Alemanya), escriu, Mozart reveló que la música dramática podía y debía ser algo más que meras formas externas y agradables, y mostró cómo han de expresarse la lucha de las pasiones y los misterios de la fantasía; allí, en el sentimiento y en el elemento popular primitivo, buscó Weber el desarrollo de sus ideas; allí Meyerbeer consagró su genio robusto á cantar ese pasado romántico cuya simplicidad y carácter sorprendió no pocas veces; y de allí las melodías de Schubert, ora religiosas, ora melancólicas, ora festivas, siempre populares y romancescas, han venido á desterrar el amanerado tono de ópera de las canciones que debieran ser la lírica de la música.»
Mes, deixant apart aquest orde de consideracions, lo que 'ns importa fer resaltar es que en la apreciació de las obras musicals desplegá en Piferrer las mateixas qualitats d' entussiasme y de fecunditat de formas expressivas que en sas apreciacions sobre obras arquitectónicas dels Recuerdos y bellezas. Lo criteri era també 'l mateix: tot lo menos
