con que la niebla, subiendo del valle, lentamente todo lo cubre; aquel acabar en tercera, que prolongando el sonido deja la conclusión como incierta y perdida entre el susurrar de los pinos, el murmullo del viento y los rumores de la montaña. Las melodias de Ribera son españolas, pues no creemos que el tipo de la música nacional sea el que tan sólo debería llamarse andaluz. La índole de los pueblos que ocupan la península aun se resiente de las razas antíguas, de su antígua organización en pequeños estados, de los sitios que habitan, y de los recuerdos y tradiciones de su historia particular; y también el genio poético primitivo brota en ellos con diferentes maneras de exposició. El descendiente de los éuskaros ama entonar en las vertientes del Pirineo los enérgicos y pintorescos versos que cuentan la victoria de los Eskualdunaç sobre Carlomagno el del manto rojo y plumas negras; el catalán canta sobre tipos antiquísimos, siempre sencillos, siempre graves y tiernos aun en medio de la alegria; el valenciano plácese en las regocijadas cantatas, tan propias de su ánimo jovial y de su hermoso cielo; y en la bella Andalucia, entre el perfume de los naranjos y el tibio resplandor de las estrellas, la armónica guitarra acompaña aquellas improvisaciones brillantes y amorosas, que ruedan siempre sobre melodías vivas, redondeadas y simpáticas, llenas ora de fuego y movimiento, ora de aquella languidez irresistible que semeja el ansia de placer ó el placer mismo. El elemento primitivo, con que los rudos montañeses reconquistadores de Castilla nos conservaron las tradiciones de la antigua caballeria y de nuestra restauracion, ¿no es por ventura distinto del elemento lírico andaluz, en que la pasión misma muéstrase siempre revestida de las imágenes y colores que puede prestar la fantasía más brillante? Mas esta cuestión no es para meramente indicada, ni sin desviarnos de nuestro propósito podríamos desenvolverla cual deseáramos.
En otro lugar y con la copia de datos indispensables procuraremos resolverla, evidenciando que el genio poético también se plugo desde muy antiguo en visitar las comarcas catalanas, y que la poesía popular, purísimo depósito de candor y de sentimiento, ha esmaltado espontáneamente nuestras llanuras y nuestras montañas con las variadas flores que con vivo afecto de ternura y veneración hemos ido recogiendo.»