to siento no haber traído la carta! que traen unos regalitos para ustedes de Cebriá. ¿Y ustedes se van á disgustar por ello? Mis primos les quieren á ustedes; tienen un recuerdo muy agradable de ustedes. En Ribas ya vieron ustedes el aprecio que les merecían. Señora, haga usted el favor; no le dé usted más dulces á mi hija, porque no callará; es muy consentida.
— Pero, ¿qué tiene?
— Ya sabe ella por que llora; la he pegado ahí fuera, en la calle.
— ¡Pobrecita!
— Vamos, nena, no ploris. Senyora, ab permís de vostè, qu'allí fòra'm demanan. Pàssiho be; servidor seu.
— Muchas gracias, adiós; hasta pasado mañana. Beso á usted la mano. —
La visita's prolongà encara una bona estona. Després se sentí tancar la porta del pis y la senyora Pepa entrà al menjador ab un posat de cara alegre, satisfeta,'ls ulls animats y la boca riallera.